¡Lo que no es comprensible, es que personas, que se dicen inteligentes no se percaten de la inteligencia de los demás! ¿Cómo pueden hacerse ignorantes los inteligentes? ¿Existirá alguna razón para que esto suceda? ¿Qué hay detrás, del velo, que estos individuos usan para ocultar realidades tan expuestas? Esto no es muy sencillo, porque muchas veces estos individuos son académicos, políticos, presidentes, artistas y en muchos casos hasta periodistas que sínicamente distorsionan hechos, los tergiversan o simplemente las niegan.
En la primera pregunta: Se sabe que muchos individuos, por un proceso de ego exagerado, concluyen que los únicos inteligentes son ellos y que si ellos aprueban cualquier idiotez nadie los va a cuestionar, porque se creen autoridades irrefutables. Segunda: Su falta de humildad profesional, los hacer errar, al pensar que sus decisiones están basada en un análisis racional determinado por el concepto, de que, el fin justifica los medios y para ellos los medios incluyen mentir y hasta hacerse los idiotas para justificarse con ellos mismos y poder acallar su conciencia, que en muchos de estos casos, no es más que el llamado a preservar sus intereses y sobre todo, sus propias vidas.
El temor, es el motor, que puede ser usado para explicar la tercera pregunta. Son cobardes y sumamente impresionables. Temen, en todo el sentido de la palabra, son víctimas de sus miedos, los cuales, no solo se presentan para protegerlos físicamente, sino que los hace ceder a los requerimientos del poder que sirven por miedo a enfrentarlos y por eso se inhiben de cuestionarlos y mucho más de combatirlos. Este temor los hace abyectos, pero ellos neutralizan esta actitud, con un supuesto compromiso ideológico que están muy lejos de sentir de verdad, pero que auto procesan en sus mentes para acallar sus conciencia débiles, que no les permiten ser diferente a la turba, que siendo de clase más bajas, reaccionan al igual que ellos y en ese momento todos se igualan y, cosa extraña, todos se defienden y se justifican para evitar odiarse unos a los otros y hasta entre ellos mismo.
Esto es lo que ahora les pasa a todos estos señores que tratan de justificar lo injustificable, temen, saben que el enemigo es poderoso, tanto al aplicar el poder destructivo que emplean cuando lo necesitan, contra el que los desenmascare y los afronte sin miedo, como la efectividad que tienen para eliminarlos política y socialmente de la posición de los privilegiados, a los cuales quieren siempre pertenecer y por lo que tantas veces han sentido envidia por otros más reconocidos que ellos, tal es el caso del testaferro ministro Bruno Rodríguez y otros muchos. Nicolas
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